A la Aspirante Agustina Alba - 11 de septiembre de 1882
Son una constante en este tiempo la abundancia de trabajo, los compromisos que constantemente surgen y la falta de personal, pero en ningún momento Madre Soledad se deja influenciar por ello en el momento de admitir nuevas candidatas para el Instituto.
Ante la solicitud de la joven Agustina Alba su prudencia se pone de manifiesto. Hace una llamada seria a la reflexión. Ante todo un criterio claro y fundamental “sólo por ser Esposas de Jesús y disfrutar de su compañía, puede elegirse ser Sierva de María y Ministra de los Enfermos”.
A renglón seguido y con la mayor claridad, descendiendo al terreno que la aspirante pisa, Madre Soledad le pide plena disponibilidad, no sólo para dedicarse al cuidado de las niñas como se hace en la Comunidad que ella conoce, sino para estar dispuesta a cuidar cualquier clase de enfermos, como exige el fin específico de la Congregación, con todo lo que este servicio conlleva.
Se advierte que anhelaba vocaciones auténticas y conscientes, buscando el bien de cada persona y el de la Congregación que se le había confiado.
Todo por Jesús, María y José.
Madrid 11 de septiembre de 1882
A la Aspirante Agustina Alba.
Tengo a la vista la cartita de usted en la que me manifiesta los grandes deseos de ser admitida en nuestra amada Congregación, lo que me llena de alegría al ver está usted tan animada, pero como es usted tan joven, me temo que sólo sean sus buenos deseos, estimulada por algunas compañeras que deseen lo mismo, pero que no comprenden lo que pretenden y sólo así desean ser religiosas, pero que no se fijan en éste o en otro convento y entonces sería la vocación poco fija.
Como nuestro Instituto tiene consigo tantas privaciones de las que usted no puede pensar, pues sólo por ser Esposas de Jesús y disfrutar de su compañía, puede elegirse el ser Sierva de María y Ministra de los Enfermos.
No crea usted, hija mía en el Señor, que sólo consiste en vestir el santo hábito y estar en ésa al lado de las niñas o cuidar de vez en cuando algún enfermo en su casa, pues si bien es verdad que su objeto principal es los enfermos, en ésa principalmente es donde menos se ocupan porque tal vez no haya enfermos, pero que en las demás comunidades, donde son más Hermanas, están continuamente asistiendo y esto es muy penoso y para la que no se ha fijado bien en su verdadera vocación mucho más, pues cuando sólo se fija en querer ser religiosa se cree que viene a la religión a sólo rezar, estar en el coro, leer, cantar alabanzas y en fin, ocuparse en otras cosas sólo del espíritu, sin comprender que el trabajo material entra en la vida religiosa. Conque buen ánimo y pensarlo bien con las instrucciones de la Madre Refugio y ésta me mandará cuenta de todo para ver si a su tiempo, puede usted ser una de tantas Siervas, como lo desea su afectísima,
Madre Soledad Torres.