Desea don Antonio Millano retener a Madre Piedad Santaolalla en Cieza y no duda en hacerlo a Madre Soledad presente este deseo. Con suma delicadeza expone la Madre a dicho señor los motivos por los que la Madre Piedad tiene que residir en adelante en Madrid. Ha sido elegida dicha Hermana por el Capítulo para formar parte del Consejo General. Para Cieza ha sido designada Madre Margarita, de quien está segura Madre Soledad que obrará de tal forma que pronto demostrará ser digna sucesora de la siempre bien ponderada Madre Piedad.
J. H. S.
25 de febrero de 1886. Señor don Antonio Miñano:
Mi apreciable en Cristo Jesús. Recibí su muy atenta y con ella un gran placer al ver los adelantos que por fin han conseguido con los desvelos y constancia en ellos. No dudo, desde luego, que las contradicciones y disgustas consiguientes que, como usted dice muy bien, se presentan como impedimentos cuando se trata de emprender toda obra buena, pues Dios nuestro Señor lo permite así para que tengan más mérito a sus divinos ojos, les habrá hecho sufrir; pero quo todo se da por bien empleado, cuando se consiguen sus buenos deseos y fines. Dios nuestro Señor sea bendito en todo y por todo!
Quedo enterada de lo que usted me dice y suplica con respecto a Sor Piedad, sintiendo en el alma no poderles complacer como hasta la presente pude hacerlo, pero ahora ya no puede sor, pues cabalmente esa Hermana es una de las nombradas para el Consejo General en esta Casa Matriz, donde debe tener su residencia, y como su nombramiento fue ya en el 4 de diciembre último y la dejé en esa todo este tiempo en atención a que el reverendo Padre Bernardo, vino también por encargo de ustedes para quo continuara en esa por alguna temporada la referida Sor Piedad, lo permití; más ahora, como ya digo a usted, no puede ser en atención a lo dicho, y por lo que, con fecha 21 de éste escribí a la Madre Superiora de ésa, Madre Margarita, para que viera el mejor medio de arreglar las cosas y que se viniera lo antes posible, a poder ser para últimos de esta semana Sor Piedad por serme precisa en ésta.
Mucha lo siento el no poder complacer a ustedes en esta ocasión a su muy atenta y razonable petición. Por lo demás, ya saben que tengo interés en que esa fundación siga adelante, y no me descuidaré en hacer algunas advertencias a la Madre Margarita para que se preste, en lo que sea posible, a la cooperación de la obra, en términos que comprenda mis deseos y nada más.
Yo espero, señor don Antonio, que si no como Sor Piedad, al menos procurará, de su parte hacer los posibles para que no echen tanto de menos la falta de Sor Piedad.
Deseo sigan ustedes bien y sin otra cosa por hoy, su segura servidora,
Madre Soledad.