El 30 de noviembre de 2014,, primer domingo de adviento, se ha celebrado en la Basílica Vaticana la apertura del Año de la Vida Consagrada. Ha sido el cardenal João Braz de Aviz, prefecto de la Congregación para los Institutos de vida consagrada y las sociedades de vida apostólica, quien en nombre del Santo Padre ha celebrado la misa de apertura.
Al inicio de la celebración eucarística, el purpurado ha leído un mensaje de parte del Papa, ausente por su viaje apostólico en Turquía.
En el texto, Francisco asegura que al convocar este año ha querido "reproponer a toda la Iglesia la belleza y la preciosidad de esta peculiar forma de sequela Christi, representada por todos vosotros que habéis decidido dejarlo todo para imitar a Cristo más de cerca mediante la profesión de los consejos evangélicos".
Y así, les renueva su llamada: "despertad al mundo, iluminadlo con vuestro testimonio profético y contracorriente".
Para seguir esta invitación el Papa les ha dado tres palabras programáticas.
"Ser alegres". Francisco les pide que muestren a todos que seguir a Cristo y poner en práctica su Evangelio les llena el corazón de felicidad. Por eso, les pide que contagien esta alegría a los que les rodean.
En segundo lugar, "ser valientes". De este modo, el Pontífice recuerda que quien se siente amado por el Señor sabe poner en Él plena confianza. "Con la fuerza del Espíritu Santo que os acompaña, id por los caminos del mundo y mostrad el poder innovador del Evangelio, que puesto en práctica, realiza también hoy maravillas y puede dar respuesta a todos los interrogantes del hombre", afirma el Santo Padre.
Y finalmente, "ser hombres y mujeres de comunión". Al respecto, el Papa recuerda que mostrar la fraternidad universal no es una utopía, sino el signo mismo de Jesús por toda la humanidad.
Por su parte, el cardenal Braz de Aviz, durante la homilía ha afirmado que iniciamos el Año de la vida consagrada "en el signo de la esperanza cristiana porque el Señor es fiel y, con su misericordia, transforma nuestras infidelidades". Quien espera en Él --ha observado-- no queda desilusionado.
Por otro lado, el purpurado ha precisado que cuanto más nos dejamos moldear por el Padre como arcilla en sus manos, es decir, más nos entregamos confiando en sus manos de Padre que nos ama; más caminaremos con seguridad y despiertos en el encuentro con Él cuando llegue. Esta actitud --ha afirmado-- podrá dar mucha profundidad al Año que ahora iniciamos.
Finalmente, el prefecto ha mencionado la Carta Apostólica "Testigos de la Alegría" que el Papa ha dedicado a los religiosos y religiosas al inicio del Año de la Vida Consagrada, y ha reflexionado sobre algunos puntos concretos.
Para finalizar, ha pedido "sentir nuestro este programa concreto trazado por el papa Francisco, que hace concretar nuestro camino del Año de la Vida Consagrada sobre las tres realidades centrales: Evangelio - Profecía - Esperanza.