Escribe Madre Carmen Montañés a Madre Soledad desde el Hospital del Refugio donde, tras el incendio, se encuentran acogidas las Siervas de Granada por las Hijas de la Caridad. Los consejos que Madre Soledad les da, son todo un tratado de convivencia y de fina prudencia.
Les invite a sus hijas a recorrer la senda de la santidad, camino nada fácil para nuestras inclinaciones, pero "si nuestro amor es firme como la muerte también lo conseguiremos, como lo han conseguido los santos. Más es preciso morir y morir muchas veces. Mucho cuesta y más vale. Conque ánimo, no desmayen...
Dios les de su santa gracia; pídanselo, porque está deseando que le pidamos mucho y más cuando le pedimos gracia para mejor servirle".
A Madre Carmen Montañés
Superiora de Granada.
J. M. J.
Siervas de Maria, Madrid.
Mis carísimas hijas de Granada.
25 de noviembre de 1886.
Sor Carmen, pueden, por haber quedado muy estropeada la casa del fuego, ir con las Hijas de la Caridad como usted me indica, o sea, al Hospital del Refugio, mas antes miren los inconvenientes. Sor Carmen, hagan porque dichas Hermanas no tengan ni puedan tener que decir de las Siervas nada que pueda rebajarlas. No tomen confianza y procuren todas y cada una hacer lo que desearía haber hecho en su última hora. Por Dios les pido que si han de manifestarse algo lo hagan en voz baja, pues todo es poco para la modes¬tia, y mas con religiosas de dos Comunidades.
Tengan mucha caridad, prudencia y paciencia. Esto pido a Dios nuestro Señor para ustedes y téngalo tan presente como el pan para comer. Todas las horas del día deben recurrir a nuestro Señor con esta jaculatoria: Dios mío que yo sepa sufrir.
Miren siempre que están fuera de su casa y que están mirándolas siempre y, además, ellas están en su casa y ustedes no. Por eso, Sor Carmen, todo es poco. Mucha caridad unas con otras y para las personas que las vengan a ver, que en todo se pueda decir, bien se conoce que son las Esposas de Cristo y Cristo crucificado, por lo que han de abrazar la cruz de la mortificación, de la paciencia y fe, con mucho amor de Dios y estar siempre sobre si. Es como han de conseguir lo que pretenden, para que la Congregación pueda quedar como deben desear sus buenas hijas.
Otra cosa, Sor Carmen. Estas Hermanas tienen la santa misa a las cinco, mas no me parece bien que durmiendo bajo un mismo techo no oigan la misma misa, pues hagan por levantarse media hora antes y después tomen un poco de siesta cuando puedan. Mucho, muchísimo han de sufrir. Dios les dé su santa gracia; pídanselo, porque está deseando que le pidamos mucho y más cuando le pedimos gracia para mejor servirle. Lo que me dice de comer juntas, esto pueden las dos Superioras convenirse y comer un día, lo más dos, por darle gusto a don Francisco Cordón, mas él no tiene que saber si comen todos los días o no, y cuando pregunte le dicen que han comido, más que han pensado las dos que es mucho mejor que cada Comunidad coma de lo suyo porque las Siervas algunos días no han de poder estar a las horas señaladas, por lo que es mejor comer aparte.
Dios les dé cuanto yo le pido y puedan darle mucha gloria a Dios y a la Congrega Esto lo conseguirán por medio de la mortificación y oración. Mortificándose se han hecho los Santos que hoy gozan en la gloria, y si nuestro amor es firme como la muerte también lo conseguiremos. Más es preciso morir y morir muchas veces. Con que ánimo, no desmayen. Mucho cuesta y más vale. Principien desde el primer día para no llamar después la atención.
También me dice usted que don Leopoldo Granadino les dio mil reales de parte del señor Arzobispo para que se cuiden, todo lo hace Dios. No tengan pena por nada, pues Dios cuida de las aves del campo, mejor, mucho mejor cuidará de sus Siervas. Fe, mucha fe, hijas mías; fe, esperanza y caridad, con actos de estas virtudes hemos de conseguir la vida eterna. Esto nos tiene Dios prometido si somos fieles a sus gracias, y esto pide esta que de corazón las ama y les desea la mayor dicha, que es la gloria. Su afectísima Madre,
Soledad Torres.