MISA JMJ// El Papa insta a los jóvenes a “amar a la Iglesia”
“No cedáis a la tentación de seguir a Jesús en solitario”
CUATRO VIENTOS, domingo 21 de agosto de 2011 (ZENIT.org).- No se puede vivir la propia fe en solitario, afirmó el Papa Benedicto XVI a los jóvenes congregados en el aeródromo de Cuatro Vientos, durante la homilía de la Misa conclusiva de la XXVI Jornada Mundial de la Juventud.
El Papa llegó a Cuatro Vientos a las 9,15 h. de la mañana, en papamóvil, recorriendo la vía central del aeródromo y pasando así entre los jóvenes, un recorrido que no pudo realizar ayer por la noche por motivos de seguridad, ya que las vías del dispositivo estaban llenas de jóvenes peregrinos.
Benedicto XVI pudo saludar así al millón y medio de jóvenes – según datos confirmados por la Policía Nacional – que pernoctaron en la explanada. El primer pensamiento del Papa fue para ellos: “he pensado mucho en vosotros, espero que hayáis podido dormir un poco".
Acompañado por los Reyes de España, el Papa se dirigió al altar para presidir la celebración eucarística, en la que tuvo lugar también la celebración de envío de los jóvenes a la evangelización de sus coetáneos del mundo.
El Pontífice, como ya hizo en su discurso de la ceremonia de apertura de la JMJ en la Plaza de Cibeles, advirtió a los presentes contra el peligro del individualismo, como uno de los más importantes que tienen que afrontar las nuevas generaciones cristianas.
“Seguir a Jesús en la fe es caminar con Él en la comunión de la Iglesia. No se puede seguir a Jesús en solitario”, afirmó.
El Papa les advirtió contra la tentación de ir “por su cuenta” o “de vivir la fe según la mentalidad individualista, que predomina en la sociedad, corre el riesgo de no encontrar nunca a Jesucristo, o de acabar siguiendo una imagen falsa de Él”.
“Tener fe es apoyarse en la fe de tus hermanos, y que tu fe sirva igualmente de apoyo para la de otros”.
Por ello, Benedicto XVI pidió a los jóvenes que “amen a la Iglesia”, insertándose de forma concreta “en las parroquias, comunidades y movimientos, así como la participación en la Eucaristía de cada domingo, la recepción frecuente del sacramento del perdón, y el cultivo de la oración y meditación de la Palabra de Dios”.
“De esta amistad con Jesús nacerá también el impulso que lleva a dar testimonio de la fe en los más diversos ambientes, incluso allí donde hay rechazo o indiferencia”, añadió. “No se puede encontrar a Cristo y no darlo a conocer a los demás”.
El mundo, subrayó el Papa, “necesita el testimonio de vuestra fe, necesita ciertamente a Dios”, por lo que exhortó a los jóvenes a “ser discípulos y misioneros de Cristo en otras tierras y países donde hay multitud de jóvenes que aspiran a cosas más grandes y, vislumbrando en sus corazones la posibilidad de valores más auténticos, no se dejan seducir por las falsas promesas de un estilo de vida sin Dios”.
Al terminar la celebración, el cardenal Stanislaw Rrylko, presidente del Consejo Pontificio para los Laicos, quiso dar las gracias al Papa en nombre de los jóvenes.
“He aquí ante usted, Santidad, una Iglesia joven, llena de alegría y entusiasmo de la fe. Son jóvenes orgullosos de pertenecer a Cristo y a su Iglesia… Se trata verdaderamente de una generación que busca a Dios”, afirmó.
Especialmente quiso agradecer al Papa la elaboración del Youcat, el catecismo para los jóvenes que estaba incluido en la mochila de cada peregrino, así como la cruz del peregrino, que el Pontífice bendijo al final de la Misa, y entregó simbólicamente a cinco jóvenes.
No hubo comunión
Los alrededor de 200.000 jóvenes que ayer no pudieron acceder al recinto, según informó la organización de la JMJ, pudieron seguir la misa desde fuera, sin necesidad de tener que desplazarse hasta el estadio “Vicente Calderón”, como se informó al principio.
A lo largo de la noche “se pudieron crear las condiciones adecuadas” para que los peregrinos pudiesen seguir el desarrollo de la celebración.
Sin embargo, uno de los problemas que no se pudo solucionar fue el del derrumbe de una de las diecisiete carpas preparadas para la adoración nocturna de los jóvenes, y como lugares de distribución de la Comunión para la Misa del día siguiente.
Además de la que se derrumbó, otra decena de carpas fueron precintadas por la policía para que nadie pudiese acceder, pues las estructuras habían cedido por el fuerte viento.
Este incidente provocó que la organización de la JMJ decidiese anunciar la suspensión, a primera hora de la mañana, de la distribución de la Comunión a los participantes en la JMJ que no se hallasen en los sectores cercanos al altar.
El coordinador de la JMJ, Yago De la Cierva, explicó posteriormente lo sucedido en rueda de prensa, lamentando este que para los organizadores constituye “el incidente más doloroso” de la Jornada Mundial de la Juventud.
De la Cierva afirmó que el problema fue el repentino y fuerte viento, que ningún servicio meteorológico había previsto, destrozó una de las estructuras dedicadas a la adoración eucarística, y debilitó otra más.
“La policía, con un criterio totalmente razonable, decidió que era mejor desalojar y precintar el resto de estructuras, inhabilitándolas para evitar el 'efecto vela' del viento, que podía ser muy peligroso para la seguridad de todos”, añadió.
El problema es que en estas estructuras estaba previsto, a las 6 de la mañana, celebrar Misas en las que se consagraran las Formas que luego serían distribuidas en la Misa con el Papa.
Al precintar todas las estructuras, fue imposible sacar los paramentos litúrgicos y las hostias sin consagrar, por lo que los organizadores tuvieron que tomar esta decisión.