¡Gloria a Dios en el Cielo y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor!

El mensaje de los Ángeles es la primera revelación de lo que significa aquel Niño:

⃰⃰ Se trata de una buena noticia, la mejor que jamás se ha escuchado en el mundo y causa la mayor alegría para todos los pueblos de la tierra.

⃰ La buena noticia, no es teoría brillante, sino un hecho visible y entrañable: un niño recién nacido.

⃰ Ese Niño es signo y punto de lanza de una realidad y un misterio transcendente. ¡Es el Salvador y el Señor!.

⃰ Es un signo, cuyo sentido más profundo sólo puede entenderse a la luz de la palabra. Es la palabra de los Ángeles que proclaman sobre el Niño, la Gloria de Dios y la paz a los hombres.

Santa María Soledad vivió con tanta profundidad y contemplación el Misterio de la Encarnación del Hijo de Dios que en su vida leemos: marchemos, pues, con humildad al pesebre y roguemos con mucho amor al Niño Dios, presentándole cuantas penas se han pasado para que nos de fuerzas para padecer y sobrellevar todo cuanto Él quiera mandar. Él nos dará lo que mejor nos convenga para llegar al Belén de su gloria. Mas hoy pidan mucha fe, prudencia y amor a la cruz y que Él nos llene de su gracia y dulce amor para santificarnos. (Vida, Pag. 374 Zugasti)

DIA 7 DE MAYO: 3º DOMINGO DE PASCUA: EL BUEN PASTOR Y JORNADA MUNDIAL DE ORACIÓN POR LAS VOCACIONES

MENSAJE del Papa Francisco por la 54º Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones sobre el tema “Empujados por el espíritu Santo para la Misión”.

Empujados por el Espíritu para la Misión
Queridos hermanos y hermanas En los años anteriores, hemos tenido la oportunidad de reflexionar sobre dos aspectos de la vocación cristiana: la invitación a «salir de sí mismo», para escuchar la voz del Señor, y la importancia de la comunidad eclesial como lugar privilegiado en el que la llamada de Dios nace, se alimenta y se manifiesta.

Ahora, con ocasión de la 54 Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, quisiera centrarme en la dimensión misionera de la llamada cristiana. Quien se deja atraer por la voz de Dios y se pone en camino para seguir a Jesús, descubre enseguida, dentro de él, un deseo incontenible de llevar la Buena Noticia a los hermanos, a través de la evangelización y el servicio movido por la caridad. Todos los cristianos han sido constituidos misioneros del Evangelio.
El discípulo, en efecto, no recibe el don del amor de Dios como un consuelo privado, y no está llamado a anunciarse a sí mismo, ni a velar los intereses de un negocio; simplemente ha sido tocado y trasformado por la alegría de sentirse amado por Dios y no puede guardar esta experiencia solo para sí: «La alegría del Evangelio que llena la vida de la comunidad de los discípulos es una alegría misionera» (Exht. Ap. Evangelium gaudium, 21).
Por eso, el compromiso misionero no es algo que se añade a la vida cristiana, como si fuese un adorno, sino que, por el contrario, está en el corazón mismo de la fe: la relación con el Señor implica ser enviado al mundo como profeta de su palabra y testigo de su amor.
Aunque experimentemos en nosotros muchas fragilidades y tal vez podamos sentirnos desanimados, debemos alzar la cabeza a Dios, sin dejarnos aplastar por la sensación de incapacidad o ceder al pesimismo, que nos convierte en espectadores pasivos de una vida cansada y rutinaria.
No hay lugar para el temor: es Dios mismo el que viene a purificar nuestros «labios impuros», haciéndonos idóneos para la misión: «Ha desaparecido tu culpa, está perdonado tu pecado. Entonces escuché la voz del Señor, que decía: “¿A quién enviaré? ¿Y quién irá por nosotros?”. Contesté: “Aquí estoy, mándame”» (Is 6,7-8). Leer más

NOVENA Y FESTIVIDAD DE NUESTRA SEÑORA, LA VIRGEN DE LA SALUD

El día 8 de mayo celebraremos con toda solemnidad la fiesta de nuestra Patrona y Madre, María: Virgen de la Salud.

Para este acontecimiento nos prepararemos con una Novena, que la iniciaremos el día 29 de Abril al 7 de Mayo.

María, participando de modo admirable en el misterio del dolor, brilla como señal de salvación y de celestial esperanza para los enfermos que invocan su protección.

A María le pedimos que nos libre de las tristezas de este mundo y nos conceda las alegrías del cielo.

Las Siervas de María, la tenemos como Patrona de la Congregación, porque nuestra Fundadora Santa María Soledad Torres Acosta se fijó en Ella, por ser la que nos trae a Cristo, única fuente de Salud para las almas y los cuerpos. La disponibilidad de la Virgen a la voluntad de Dios en la Anunciación; su prontitud en salir al encuentro de su prima Isabel que necesitaba de sus atenciones; su saber estar acompañando a Cristo al pie de la Cruz en su agonía y muerte, son las actitudes de María que debemos tener y practicar, junto al enfermo que sufre y en cuantos le rodean.

 María es el camino seguro que nos lleva a Jesús. Manantial del que brota la salud y la fuerza para afrontar y sanar nuestras dolencias, dando sentido a nuestro sufrimiento.

Sus Hijas  y Siervas, quieren ser hoy día prolongación de sus manos llenas de Misericordia que cuidan y llevan el aroma de la caridad a los enfermos y necesitados.

Nuestros corazones y nuestra alabanza suplicante elevamos, para que: “Ella, la Madre, vuelva a nosotros esos sus ojos misericordiosos y nos muestre a Jesús, que es quien nos sostiene y, tanto más, cuando el sufrimiento se hace presente en nuestras vidas, pues por haber asumido nuestros dolores, son sus heridas las que nos sanan”.

A Ella, la Virgen de la Salud, viendo el inabarcable mundo del dolor, le pedimos que alivie a todas las personas que sufren, las cubra con su manto y guarde a las familias y a nuestros enfermos, dentro de su corazón de Madre. Le encomendamos de manera muy especial e insistente nos envíe nuevas vocaciones que lleven la caridad de Cristo al mundo del dolor.

¡Felicitamos a todas las Siervas de María!

SOLEMNIDAD DE SANTA MARÍA SOLEDAD TORRES ACOSTA

FUNDADORA DE LAS SIERVAS DE MARIA

Dentro del Jubileo del Año de la Misericordia que estamos celebrando, se nos presenta el día 11 de Octubre, la solemnidad de nuestra Santa Madre Fundadora: Santa María Soledad Torres Acosta.

Soledad, nombre de Bautismo Manuela, movida por el amor a Dios y al prójimo e inspirada por el Espíritu Santo, con la fe y confianza puesta en Dios Padre Creador de todas las cosas, no dudó en aventurarse a iniciar una misión de ayuda al hombre necesitado. Como el buen Samaritano, ve Madre Soledad que, hay muchos hermanos tendidos a la vera del dolor, del sufrimiento, sin tener una mano que les ayudase y confortase en sus necesidades; esto le lleva desde su gran corazón a iniciar un camino de ayuda al necesitado, concretamente en el domicilio del enfermo, tendiéndole una mano en su lecho del dolor.

No es el enfermo quien va en busca de alguien que lo pueda cuidar, no, es Madre Soledad, y después de ella todas las que pertenecemos a la congregación por ella Fundada, quien en la oscuridad de la noche, quiere ser luz y ayuda para el enfermo necesitado de cuidados físicos y morales, haciendo extensivo la ayuda caritativa a las familias que, rodean al enfermo y muchas veces están al borde del agotamiento.

 Experimenta, Madre soledad, en lo profundo de su ser, que necesita ayuda de lo alto, porque se siente incapaz de conseguir por sí misma cualquier realización y en esta actitud, a los pies del Sagrario, pasa largas horas en oración, pidiendo al Señor que le abra puertas de claridad y muchas vocaciones para gloria de Dios, bien de la Iglesia y sea extendida la Congregación para hacer el bien a muchos enfermos.

            En los inicios de esta gran obra, Madre Soledad, ve con alegría cómo llaman a la puerta de su convento, mujeres con deseos de practicar las Obras de Misericordia, pero también tiene que depositar su fe, confianza y esperanza en Dios, cuando, ante las precariedades de la vida, por falta de alimento, sacrificio y otras muchas necesidades, muchas se vuelven atrás y dejan la Congregación.  Su oración se vuelve más intensa y su fe más esperanzada en que Dios abrirá puertas de claridad, y así, celosa de extender la misión, ella misma, parte, para ciudades como Valencia, en la época del cólera en una etapa de gran temor, a causa de la revolución y otras Fundaciones, 40 en el transcurso de su vida.